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Con el permiso de Pablo Cifuentes, compartimos su aportación. Con valentía y sinceridad, ofrece su opinión sobre el Trastorno por Déficit de Atención, para colaborar en la difusión y comprensión del TDAH. Información facilitada por nuestra socia en México Elisa Farias.

«Hoy, 27 de Octubre es el día del TDAH en España y quiero hacer mi pequeña contribución a dar visibilidad y generar conciencia de esta REALIDAD que sufre un 7% de la población.

Si con esto consigo concienciar a un sólo padre o profesor de niño con TDAH o dar luz y respuestas a un solo adulto con TDAH no diagnosticado, me daré por satisfecho.

Antes de nada aclarar que el TDAH no es una enfermedad sino una diferencia neurológica, provocada principalmente por un desequilibrio existente entre dos neurotransmisores: la noradrenalina y la dopamina. Ambos están directamente relacionados con las áreas del cerebro responsables de las funciones ejecutivas: planificar, organizar, controlar los impulsos y regular las emociones.

Quienes tenemos (somos) TDAH simplemente, procesamos distinto. Percibimos, sentimos y reaccionamos a la vida de forma DIFERENTE al resto.

Esa diferencia en el cableado del cerebro pudiera tener sus ventajas, porque nos permite pensar de forma disruptiva, ser más creativos, afrontar más riesgos y desafíos, y por supuesto nos dota de hiper-energía para innovar, crear y emprender.

Pero la realidad es que esa diferencia neurológica, nos genera muchos más inconveniente que beneficios. Nos hace ser impulsivos, torpes, hipersensibles, temerarios e incomprendidos en un mundo “normal construido por normales”, lo que a la larga puede provocar mucho sufrimiento, aislamiento y otras comorbilidades asociadas al TDAH como la depresión o la ansiedad.

El día a día de un TDAH, niño o adulto, puede ser muy duro, trufado de olvidos, despistes, retrasos, incumplimientos, falta de motivación si el cometido no es excitante – derivado de la carencia de dopamina-, desorientación temporal y espacial y, como no, montaña rusa emocional.

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Una de las consecuencia directas para este niño o adulto, si no está diagnosticado y tratado, es auto-convencerse de que es incapaz o vago o incompetente para esta vida. Pero también puede tener otras como la búsqueda incesante de riesgo como las adicciones al juego, drogas, etc.

Soy un absoluto creyente de la NEURODIVERSIDAD. No tengo ninguna duda de que quienes somos TDAH, y quienes padecen otras diferencias neurológicas como autismo o altas capacidades, tienen su hueco y su papel en este mundo.

Los neurotípicos, llamados así porque su modelo neurológico es más abundante, necesitan la contribución de los neurodivergentes para la evolución de la especie. Personas TDAH como Luis Rojas Marcos, Einstein, Richard Branson, Michael Phelps, Jamie Oliver, Steve Jobs, Bill Gates, John Lennon y tantos otros héroes anónimos, han contribuido a hacer nuestras vidas más cómodas, seguras y felices.

POCO A POCO, los colegios desarrollan programas y políticas específicas de integración con el objetivo de ofrecerles una educación más personalizada y motivadora, poniendo en valor sus fortalezas y premiando sus logros.

También, POCO A POCO, las familias (padres, parejas, hermanos), grandes afectados por la convivencia diaria con un TDAH, van teniendo cada vez más información y criterio sobre el tema, lo que propicia la tolerancia, el cariño y la ayuda activa.

Finalmente, POCO A POCO, algunas empresas comienzan a valorar estas diferencias, a percibirlas como diferencias competitivas e incluirlas en sus procesos de selección para construir equipos neurodiversos.

Sin embargo todavía faltan muchísimas piezas para que ese puzzle neurológico sea una realidad.

La gran mayoría de los colegios no están preparados ni capacitados para entender y facilitar la vida del alumno con TDAH, ni para dotarle de las competencias necesarias para que sus diferencias se conviertan en el futuro en virtudes. Esto genera en el alumno abandono escolar, frustración, repeticiones de curso, falta de autoestima, aislamiento social, etc.

La gran mayoría de las familias carecen de herramientas e información para entender lo que le pasa a un hijo o un marido TDAH cuando su conducta no es la que se espera de ellos lo que provoca separaciones, discusiones y frustración.

La gran mayoría de las empresas se rigen por viejos modelos de contratación y organización. No están preparadas para entender el valor que puede aportar un TDAH a la compañía y mucho menos para transformar la organización para facilitar su inclusión y potenciar sus capacidades. Esto genera en el trabajador desmotivación, falta de rendimiento, despidos, cambios frecuentes de trabajo, etc.

Por último, no quiero profundizar en la polémica generada entorno a la existencia del TDAH, su medicación y la supuesta conspiración creada por las farmacéuticas para enriquecerse, quizá otro día me anime a hacerlo. Lo que tengo claro es que hay tanto negocio en la “invención” del TDAH como en su “ negación” y ambas posturas generan desinformación y prejuicios, y perjudican directamente a quienes somos, sentimos, disfrutamos y sufrimos el TDAH.

Feliz domingo a todos.»

Fuente: Pablo Cifuentes